|
"Una tarea cumplida"
En Mundo Nuevo, n. 25
julio de 1968
p. 4
"Hace veinticinco números, al iniciar la publicación
de Mundo Nuevo, se fijaron aquí mismo algunos principios
que la naciente revista aspiraba a cumplir. Se dijo entonces:
"El propósito de Mundo Nuevo es insertar la
cultura latinoamericana en un contexto que sea a la vez internacional
y actual, que permita escuchar las voces casi siempre inaudibles
o dispersas de todo un continente y que establezca un diálogo
que sobrepase las conocidas limitaciones de nacionalismos, partidos
políticos (nacionales o internacionales), capillas más
o menos literarias y artísticas. Mundo Nuevo no se
someterá a las reglas de un juego anacrónico que ha
pretendido reducir toda la cultura latinoamericana a la oposición
de bandos inconciliables y que ha impedido la fecunda circulación
de ideas y puntos de vista contrarios. Mundo Nuevo establecerá
sus propias reglas de juego, basadas en el respeto por la opinión
ajena y la fundamentación razonada de la propia; en la investigación
concreta y con datos fehacientes de la realidad latinoamericana,
tema aún inédito; en la adhesión apasionada
a todo lo que es realmente creador en América Latina."
Al renunciar a la dirección de la revista, ahora me parece
oportuno realizar un rápido balance de lo que, a mi juicio,
se ha conseguido realizar de aquel propósito inicial. Por
un lado es evidente que Mundo Nuevo no se apartó jamás
de la línea de objetividad estética y política
que se había trazado, y buscó jerarquizar y poner
al día la cultura latinoamericana, ilustrando con abundantes
ejemplos y análisis lo más creador de ella. Pero también
hay que señalar, por otro lado, que la realidad latinoamericana
misma ha sufrido en los dos años en que se ha publicado la
revista un grave proceso de deterioro. La esperanza que alentó
a la dirección y a sus colaboradores más cercanos
fue poder crear un órgano que prescindiera activamente de
esa "militarización de la cultura" de que ha hablado
Sartre, y que buscara expresar la realidad latinoamericana en su
autenticidad mayor. Esa esperanza se vio enfrentada con las consecuencias
de un proceso inverso: la radicalización más brutal
de la situación económica, la crisis social más
aguda, la lucha política trasladada al campo de la violencia
física. En el plano de la cultura, el diálogo se ha
visto sustituido por la repetición de consignas, la discusión
por el recitado de dogmas opuestos, el análisis crítico
por varios coros rivales que funcionan ensordecedoramente. Estas
son (por triste que sea admitirlo) las realidades más visibles
de la cultura latinoamericana de hoy.
Por todo esto, me ha parecido necesario dar por terminada mi tarea
como director de Mundo Nuevo a partir de este número.
El ILARI, propietario legal del título de la revista, la
continuará editando con otra dirección y otra redacción.
En la sección Sextante de este número se recogen
unas declaraciones que he hecho a la Agencia France-Press, de París,
sobre los motivos circunstanciales de mi renuncia.
Al despedirme del lector quiero subrayar que la fundación
y continuidad de Mundo Nuevo hasta la fecha, habrían
sido imposibles sin la generosa y a veces sacrificada colaboración
de muchos de los principales escritores latinoamericanos y españoles
que, desafiando las cóleras simétricas de nuestros
Escilas y Caribdis, creyeron en la posibilidad de una revista de
diálogo. Una vez más quiero agradecerles muy personalmente
el apoyo y la confianza que han dado a esta empresa que hoy termina.
Emir Rodríguez Monegal"
|