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"La CIA y los intelectuales"
En Mundo Nuevo, n. 14
julio de 1967
p. 11-20
"Como cada número de Mundo Nuevo se imprime
dos meses antes de la fecha de la tapa, para así ser distribuido
a tiempo en toda América Latina, ya estaba completamente
compuesto este número de julio, cuando se publicaron en la
prensa nuevas revelaciones sobre los vínculos que alguna
vez existieron entre la Central Intelligence Agency (CIA) y el Congreso
por la Libertad de la Cultura. Estas revelaciones acaban de culminar
con una declaración de la Asamblea general del mencionado
Congreso (13 de mayo) en que se tomó conocimiento del informe
del director ejecutivo sobre la financiación del Congreso
en el pasado. (Desde 1966 la Fundación Ford es la única
patrocinadora.) "Con profundo dolor -dice la declaración
- la mencionada Asamblea ha podido comprobar que el informe confirma
las revelaciones con respecto a la parte que le corresponde a la
CIA en la financiación del Congreso. La Asamblea deplora
que el director ejecutivo, sin referirlo a los animadores del Congreso,
haya creído deber aceptar tal financiación, aunque
haya puesto como condición de esta ayuda la independencia
del Congreso. La Asamblea se felicita de los resultados de la acción
del Congreso desde su fundación en 1950. Expresa la convicción
de que esos resultados no han sido jamás influidos de manera
alguna por los proveedores de fondos y proclama su confianza en
la independencia y la integridad de todos los intelectuales que
han participado en el trabajo del Congreso. Condena del modo más
enérgico la manera en que han sido engañados por la
CIA y el mal que ésta ha hecho a su causa. La Asamblea quiere
declarar que semejante acción es de tal naturaleza que puede
corromper las fuentes mismas de la libertad intelectual." (El
texto francés puede verse en Le Monde, 18 de mayo
de 1967).
Como es bien sabido ya, el Congreso por la Libertad de la Cultura
ha estado siempre en el centro de una actividad polémica
que no conoce tregua. Originario de la guerra fría, ha sido
atacado por la extrema derecha y por la extrema izquierda. Ahora,
que tanto un bando como el otro han perdido su carácter monolítico
y que no hay ortodoxias universalmente válidas, le ha tocado
al Congreso la hora del análisis y de las revelaciones. La
vinculación financiera que tuvo en el pasado con la CIA (siempre
alegada por sus enemigos, nunca hasta ahora probada) ha sido plenamente
admitida.
Ante este hecho, Mundo Nuevo expresa la más enérgica
condenación. Porque no se trata sólo de que la CIA
haya engañado a tanto escritor independiente: se trata, sobre
todo, que ha engañado a quienes habían demostrado
su independencia frente al fascismo y al stalinismo en horas en
que parecía casi imposible atreverse a decir una palabra.
Gente como Silone o como Spender, como Malraux o como Oppenheimer,
que habían renunciado a las seducciones de un dogma, fueron
entonces víctimas involuntarias de las maniobras del otro.
Por dolorosas que sean, estas revelaciones no hacen sino confirmar
algo que es obvio: lo difícil que es conquistar y conservar
la libertad. La condición del intelectual independiente en
el mundo moderno es una condición de riesgo y miseria. El
escritor o el artista que no esté dispuesto a decir Amén
o Heil, a firmar dónde le digan y cuándo le
digan, a repetir humildemente el catecismo o las consignas, está
por eso mismo expuesto a la más cruel aventura. Por un lado,
es víctima de la calumnia de la reacción organizada,
de la pandilla maccarthista o stalinista; por el otro, del engaño
de la CIA. Afortunadamente, si la calumnia o el engaño pueden
modificar la consideración - al fin al cabo efímera
- de una obra o una conducta, no pueden alterar la calidad e independencia
de la misma. La CIA, u otros corruptores de otros bandos, pueden
pagar a los intelectuales independientes sin que éstos lo
sepan. Lo que no pueden hacer es comprarlos.
En nuestro número de agosto publicaremos una documentación
completa sobre las relaciones entre la CIA y los intelectuales."
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