"Correspondencia sobre Milón o 'El Ser
del Circo' por Francisco Espínola "
En Marcha, Montevideo, Nº 779, 1955, p. 20-21,23
"Estimado Emir Rodríguez Monegal:
No me impulsa a escribirle el afán de defender a un amigo
de una crítica que considero injusta y
equivocada, sino sólo el deseo de señalarle, con
toda cordialidad, ciertas fallas de información y de método
que Ud. mismo no dejará de reconocer como peligrosas. Me
refiero a la nota que publicó Ud. en el número
777 de Marcha, sobre el libro de Francisco Espínola,
Milón o el ser del circo, y a lo que en ella dice
acerca del mismo Espínola y acerca de Croce.
Como Ud. sabe, yo no pertenezco al número de sus detractores.
Al contrario: aprecio la posición que Ud. representa en
la crítica nacional y admiro la valentía con que
la defiende frente a las alternativas corrientes. Por esto, aunque
mis estudios me impiden ocuparme de los problemas inmediatos y
cotidianos de la crítica militante, sigo siempre con mucha
atención sus notas.A veces estoy de acuerdo con ellas y
otras ceces no puedo estarlo, pero ellas nunca me sorprenden.
En cambio, la crítica sobre Espínola me ha sorprendido:
creo que no ha logrado Ud. explicar, valorar y situar su libro.
En verdad, Marcha ya había dado prueba de incomprensión
para con esta obra, en ocasión de la publicación
de un fragmento de ella en la revista Azul. Pero Ud. va
mucho más allá y llega hasta una negación
radical de todos sus aspectos positivos.
Quizás no haya sido éste su propósito, más
la impresión que su nota deja es que se trataría
de una simple recopilación de ideas ajenas y, además,
superadas. Ahora, esto es enteramente inexacto: lo que distingue
la obra de Espínola y la coloca fuera de lo común
es, precisamente, el pensamiento personal y genuino que en ella
se expresa. Usted cree que la tesis fundamental de este pensamiento
refleja (reproduce o "parafrasea") una tesis de Croce:
Espínola, como Croce, afirma que la obra de arte no es
exterior sino interior a los hombres que la crean o, contemplándola,
la recrean. En efecto; sólo que aquí ha caído
Ud. en un fácil espejismo: no se trata de una tesis de
Croce, sino de una posición permanente en la estética,
que, si se quiere, puede encontrarse ya en Plotino. Puesto que
sólo hay tres posiciones posibles (la obra de arte es interior,
o exterior, o al mismo tiempo interior y exterior), cualquier
pensador debe estar de acuerdo con una de ellas, sin que esto
implique "influjos", "imitación", "plagio",
etc. Lo que la posición señalada sostiene es, por
otra parte, perfectamente razonable: ella afirma que la obra de
arte no es tal como cosa, sino sólo en cuanto se contempla
como arte.
Pero en realidad, el problema central que Espínola plantea
es otro. No es el problema de qué es el arte, ni
de qué o cómo es la contemplación,
sino el de cómo ha de ser la contemplación.
Lo que Espínola exige es que la contemplación sea
enteramente desinteresada, es decir, que no se confunda
el arte con la vida y que el contemplador no se deje guiar, en
la apreciación de la obra, por el mundo exterior y por
sus pasiones vitales, sino sólo por la obra misma. Esto
significa exigir que la obra de arte se considere como tal, y
no como otra cosa, y, evidentemente, nada tiene que ver con la
teoría croceana de la expresión. Extraña,
pues, que Ud. se ocupe, tan largamente en refutar esa teoría.
Mas supongamos que la teoría de la expresión venga
al caso. Ahora, hay que observar que se trata de una posición
filosófica y, por lo tanto, permanente. Ella no puede juzgarse
en términos de actualidad o inactualidad cronológica.
Que Croce haya publicado su Estética en 1902 y que
haya otras estéticas más recientes, no tiene ninguna
importancia y no significa que éstas sean superiores a
aquélla. En filosofía, las ideas de Platón,
anteriores a las de Croce, son tan actuales como las del último
tratadista alemán. Con todo, puesto que su fuerte anti-croceana
es Listowel, conviene señalar que los tratadistas citados
por este autor (Volkelt y Dessoir) no son tan "recientes"
sino, justamente, contemporáneos del primer Croce. El Sistema
de estética de Volkelt se publicó en 1905, y
la Estética y ciencia general del arte de Dessoir
en 1906. No hay que confundir la cronología de nuestra
información acerca de los autores con su cronología
real. Por otra parte, Croce ha seguido sosteniendo las mismas
ideas hasta sus últimos años, y, por consiguiente
aun desde el punto de vista cronológico, ellas deben considerarse
como recentísimas.
En segundo lugar, aunque el vínculo entre Espínola
y Croce fuera efectivo y directo, que no lo es, ello no sería
motivo para invalidar la obra de Espínola. La coincidencia
en el pensamiento no constituye "imitación".
El mismo Croce ha señalado varias veces que, si alguien
hace suyas las ideas de otros y las piensa realmente, ellas son
tan suyas como del otro. El pensamiento, si es pensamiento efectivo,
es siempre original.
En tercer lugar, el pensamiento se critica como tal, desde el
punto de vista de su coherencia interna, de sus fundamentos, de
la validez de sus efectos, y no sobre la base de "autoridades"
y "tratadistas" pues con esto sólo se dice que
otros no piensan lo mismo, lo cual se puede comprobar acerca de
cualquier idea, y sobre todo acerca de las provechosas e importantes.
De todos modos, si se quiere oponer un pensamiento a otro, ello
puede hacerse, pero entonces debe ser un pensamiento que se halla
en el mismo plano. Es fácil comprobar que las llamadas
estéticas empíricas no suelen estar de acuerdo con
las filosóficas, pero esto ocurre también porque
se trata de disciplinas distintas, que no son comparables, pues
plantean problemas esencialmente diversos. A Croce se puede oponer,
por ejemplo, el pensamiento de Dewey, pero no el de Listowel o
de Kainz, cuya existencia es dudosa. En efecto y lamentablemente-,
las autoridades que Ud. cita no son autoridades. El libro de Listowel
libro superficial y malo, si los hay, que no excelente,
como Ud. dice- es en gran parte una colección de trivialidades
y disparates. Así, por ej., el conde deforma totalmente
el pensamiento de Gentile (pp. 16 y 148 de la traducción
española): el arte es, según Gentile, el momento
subjetivo del espíritu, y no el "sentimiento"
en el sentido psicológico corriente, como cree Listowel,
a pesar de que el filósofo italiano advierte explícitamente
contra tal interpretación (La Filosofía dell'arte,
2ª. Ed., p. 144). Siguiendo a Basch, Listowel critica absurdamente
a Kant (p. 60), confundiendo la universalidad "exigida"
del juicio estético con la universalidad estadística.
Y lo que dice acerca de Hume (p. 163) hace dudar seriamente de
que Listowel haya jamás leído a ese filósofo.
En cuanto a su crítica de Croce, se trata de un monumento
de incomprensión. A Croce le pasa lo que a muchos filósofos:
se le critican ideas que no son suyas. Lo que se hace es crear
un Croce imaginario, al que luego se critica ásperamente,
demostrando la inconsistencia de su pensamiento. Al final de la
crítica, los "tratadistas" se quedan muy contentos
y convencidos de haber destruido a Croce. Pero lo que en realidad
han hecho ha sido sólo destruir sus fantoches, sus propios
pensamientos, erróneamente atribuidos a Croce. Tal ocurre
con la doctrina de la "subjetividad" y de la "expresión".
Los "errores gruesos" de que habla el buen Listowel
son errores suyos, y no de Croce. Los "tratadistas",
y Listowel con ellos, entienden que se trata de este o aquel sujeto
particular, mientras que Croce habla del "sujeto universal",
o sea, del espíritu en cuanto creador. Listowel
confunde, además, la "expresión " de Croce
(idéntica a la intuición fantástica) con
la "objetivación", es decir con lo que el filosofo
italiano llama "comunicación", y la expresión
poética con la exteriorización inmediata y primaria
de los sentimientos (a la que Croce llama "interjección").
Con esto no quiere decir que Croce sea infalible o incriticable.
Pero la validez de su pensamiento no puede negarse por el mero
hecho de que un Listowel cualquiera demuestra no entenderlo. Ninguna
crítica seria puede fundarse en la frágil doxa de
un hombre tan herméticamente cerrado a la filosofía
como es Listowel.
En cuanto a Kainz, no es ninguna gran autoridad en la materia,
a pesar de lo que dice la solapa de la traducción mejicana.
Es un psicólogo vienés, filosóficamente poco
dotado, que ha publicado bajo forma de libro ("para los estudiantes",
como él mismo informa) una serie de apuntes, más
bien desligados y confusos, acerca de varios problemas "estéticos"
o pretendidos tales. Lo de que cita una sola vez a Croce no significa
nada (también a Dewey, si no me equivoco, lo cita una sola
vez, de segunda mano, y a propósito de algo que tiene muy
poco que ver con la estética). A esto se puede oponer que
tampoco Croce cita a Kainz, con la diferencia de que Croce conoce
a los autores de habla alemana, mientras que Kainz evidentemente
ignora a los italianos. Lo que dice acerca de Croce y Vico lo
demuestra plenamente: Croce no niega el "padrinazgo"
de Baumgarten con respecto a la estética; lo que sostiene
es la superioridad del pensamiento de Vico. En cuanto a Baumgarten,
pensador muy mal entendido por Kainz, este autor habría
podido leer con provecho la valoración que de aquél
ha dado Croce, en obras más recientes (Ultimi Saggi).
Por otra parte, lo sostenido por Kainz acerca de la contemplación
de lo bello no tiene nada que ver con la teoría croceana
de la expresión, y tampoco puede oponerse a lo sostenido
por Espínola. Los planos en que se mueven Kainz y Espínola
son inconmensurables: Kainz se refiere al plano abstracto de lo
"bello" (que, además es categoría y no
objeto de la contemplación), mientras que Espínola
se refiere al plano concreto del arte; Kainz se sitúa en
un plano descriptivo, mientras que el de Espínola
es claramente normativo. Pero, admitiendo que las dos mayorías
puedan de algún modo reducirse a un denominador común,
¿de dónde deduce Ud . que lo dicho por Kainz niega
lo dicho por Espínola? Kainz afirma que la contemplación
(de lo bello) es aportación del sujeto que la vive y
que, al mismo tiempo, es vivida como si el sujeto la recibiera
simplemente. Espínola, sobre una base más coherente,
sostiene que la obra de arte no está en la "cosa"
sino en el sujeto que la re-crea en sí mismo y que,
para re-crearla, el sujeto debe colocarse en las condiciones óptimas
que le permitan recibirla simplemente, como obra de arte.
Espínola habla de un esfuerzo, pero se trata de una preparación
a la contemplación, y no de un esfuerzo en la contemplación.
Esto, por otra parte, no significa que Espínola conciba
al contemplador como espejo pero lo entiende como re-creador de
la obra y le exige atención. El espejo no es atento:
es indiferente. No se trata, pues, de "impasibilidad".
Lo que Espínola exige es algo muy distinto: es la pureza
de la emoción estética como tal. Conste que yo no
estoy enteramente de acuerdo con Espínola. Pienso que la
emoción frente a la obra de arte, la emoción concreta,
no es ni debe ser como quisiera Espínola. La obra de arte
no es sólo arte, no conmueve sólo por ser arte y
no conmueve sólo al contemplador esteta (el homo aestheticus
es un monstruo imaginario, el arte "puro" una aberración,
y la contemplación pura una imposibilidad). Por ello pienso
que, para abordar la obra en su totalidad, hay que aceptarla primero
entera, con todo lo que ella contiene . La emoción simplemente
estética existe, sin duda, mas sólo como conquista
final, como resultado de un deslinde deliberado en la multiforme
emoción primaria, y no entiendo por qué habría
que "prepararse" para recibir obras que quizás
no lo merezcan. Nos "preparamos" es decir, deslindamos
la emoción simplemente estética- sólo cuando
y si la obra ya nos ha hablado. Pero esto no significa que las
ideas de Espínola sean erróneas y las mías
verdaderas ni que yo esté más de acuerdo y más
al día con los tratadistas alemanes. Significa sólo
que adoptamos posiciones distintas. De todos modos Espínola
señala un peligro real: el de que la contemplación,
en el contemplador no educado, no contenga siquiera la componente
estética, o de que ésta quede sumergida por emociones
de otra naturaleza.
Prefiero no hablar del paralelismo que Ud. establece entre Espínola
y Valery, porque esto implicaría una larga discusión
acerca de las capacidades especulativas de este "poeta-filósofo",
en mi opinión más exiguas aún que sus capacidades
poéticas, que no son conspicuas (en lo cual no creo concordar
con Espínola). Pero no puedo dejar de referirme a lo que
Ud. dice con respecto al estilo de Espínola. En primer
lugar, no está Ud. de acuerdo con quien atribuye fuerza
dramática al diálogo Milón, y este
desacuerdo me parece acertado. Pero ¿por qué el
enfoque negativo? Esto es como observar, mutatis mutandis,
que la Etica a Nicómaco "no tiene valor novelístico"
y que el Discurso del Método "carece de liricidad".
El diálogo de Espínola es de índole especulativa,
no dramática, y, por lo tanto, no tiene por qué
tener "fuerza dramática". Además, señala
Ud. que, desde el comienzo, los personajes de Espínola
emplean un lenguaje demasiado estilizado y complejo. Ahora. Ud.
no ignora que Espínola sabe escribir en liso y llano lenguaje
castellano y que, si quiere, puede también emplear "el
lenguaje consuetudinario de la rúa". Por ello podía
Ud. pensar que el lenguaje debía de tener su función,
en un escritor tan atento. Y, en efecto, la tiene. El lenguaje
"estilizado" coloca el diálogo desde el
comienzo, naturalmente- en un plano ideal: indica que no
se trata de una charla ocasional, de un cambio de ideas entre
amigos, y que los "personajes" no son personajes, sino
"posiciones ideológicas".
En cuanto a la valoración de la obra de Espínola,
es evidente que Ud. no la hace y ello me parece muy lamentable.
Yo no soy miembro de la AUDE y no tengo nada que ver con los premios
municipales, pero, teniendo cierta familiaridad con los problemas
estéticos, he leído el libro de Espínola
"con atención y sin intención" y pienso
que pocas veces un premio se habrá otorgado con tanta razón.
Ud. mismo afirma que el diálogo es una obra "de singular
calidad" pero luego le niega todas las cualidades para reconocerle
sólo una que no dice: la de ser "introducción
esencial" a la lectura de Espínola. En realidad, el
diálogo no introduce al resto de las obras de Espínola,
porque se trata de un ensayo con intentos normativos, para el
contemplador, y no de una exposición de tema acerca del
arte o de la creación. Y no puede introducir al "mundo
imaginario" de Espínola, porque un mundo imaginario
es un mundo de imágenes, y Milón es obra de sicología.
Además ¿qué "enorme interés"
podría tener, como introducción a la obra de un
creador, esta "filosofía del circo", si realmente
sólo sostuviera algunas ideas trilladas, "superadas"
y "erróneas".
Todavía unas preguntas finales. ¿Cree Ud. que los
libros como el de Espínola son frecuentes en el Uruguay?
¿¿Cree Ud. que, si no son frecuentes, no merecen
otra atención? ¿ Piensa Ud. de veras que una obra
tan "singular" merecía una crítica tan
singular? Con mucha amistad, y no lo tome a mal, que todo lo dicho
se ha dicho para bien.
Eugenio Coseriu.
Estimado amigo Coseriu:
Si yo no hubiera leído con más atención que
Ud. mi nota sobre Francisco Espínola (Marcha,
agosto 19, 1955) me habría convencido de inmediato su argumentación,
tan nítidamente expuesta está. Pero creo que a Ud.
le pasó conmigo lo que (salvadas las distancias) le pasa
a los anti-crocianos con Croce. O para decirlo con Ud: "A
Croce le pasa lo que a muchos filósofos: se le critican
ideas que no son suyas. Lo que se hace es crear un Croce imaginario,
al que luego se critica ásperamente, demostrando la inconsistencia
de su pensamiento. Al final de la crítica, los "tratadistas"
se quedan muy contentos y convencidos de haber destruido a Croce.
Pero lo que en realidad han hecho ha sido sólo destruir
sus fantoches, sus propios pensamientos, erróneamente atribuidos
a Croce." Permítame que lo invite a discutir lo
que sí dije.
ESPÍNOLA Y CROCE
Jamás dije que Espínola "refleja"
a Croce, o que se puede hablar en su caso de "imitación"
o de "plagio", palabras todas que Ud. emplea
entre comillas como si fueran utilizadas por mí. Demasiado
sabe Ud. que la técnica de la cita no permite estos deslices.
Lo que sí dije es que el punto de vista expuesto en una
parte de Milón por Espínola es de "filiación"
crociana o que "deriva" de Croce, lo que es distinto
y muy legítimo. El que Plotino haya dicho antes lo que
dijo Croce es un problema cronológico aparte.
Yo señalé (con cita de Espínola y de Croce,
Aesthetica in Nuce, p. 1-18 de la traducción argentina,
1943) una relación de semejanza ideológica con el
estético italiano y esto hasta para su filiación.
En cuanto a una filiación más detalladas la podrá
determinar Ud. mismo si se toma el trabajo de releer el texto
de Espínola en las páginas 66 (palabras de Hipólito),
71 (habla Néstor) y 75 que copio para ilustración
de todos, Néstor enseña a Helena el significado
de la prueba de los trapecistas y le advierte que no la confundan
con el arte: "¡Sobre todo tú, Helena, no
vayas a confundirte ahora, por el cielo! Aquí, ya, nada
de transfiguraciones de la realidad, nada de traslación
de sentido ni de simbólica participante... ¡Oh, nada
de expresión!" Es decir: nada de arte, siendo
para Espínola (como para Croce el arte expresión.
Pero hay más. La misma distinción que reiteradamente
trata de establecer Espínola entre los seres de la realidad
(del circo) y los del arte y que le sirve para fundamentar
su teoría de la impasibilidad del contemplador de
la obra estética- puede encontrar su fundamento en una
distinción que Croce explana en su Aesthetica in Nuce
(ed. cit., pp. 100/01): la diferencia del sentimiento contemplado,
o poesía con respecto al sentimiento actuado o sufrido
(real). No digo con esto (ni dije nunca en la nota por Ud. impugnada)
que Espínola se limite a trasladar, sin originalidad, a
su diálogo las ideas de Croce. Digo sí que su pensamiento
tiene una filiación croceana y está, por lo tanto,
expuesto al mismo análisis negativo que el del maestro
italiano.
CROCE Y YO
En el cuarto párrafo de su carta me atribuye Ud. la intención
de refutar largamente la teoría croceana de la expresión.
Infortunadamente no cita Ud. ningún texto mío y
no podrá citar poque en ningún lado refuto a Croce
ni a nadie. Lo único que señalo es que se ha refutado
a Croce e indico las fuentes más comunes en que el lector
desprevenido podrá encontrar esas refutaciones. También
me confude Ud. y se confunde, creyendo que hablo de las teorías
de Croce como liquidadas porque fueron refutadas por los alemanes.
De ningún modo: señalo apenas que están superadas,
en el sentido (único y obvio) de que su planteo ya ha sido
discutido y que toda persona que vuelva sobre ellas debe tener
en cuenta esta discusión. Y esto es lo que no hace Espínola,
perdiéndose la oportunidad de hacer un diálogo verdaderamente
dialéctico al enfrentar a Néstor con dos puntos
de vista contrarios y no con dos especialistas en el error: Helena
e Hipólito.
LISTOWEL Y UD
En su carta se quita toda autoridad a Listowel. Es un punto de
vista, y como tal muy respetable. Pero lo que Ud. no tiene en
cuenta siempre es que las objeciones de Listowel frente a Croce
son reproducción de las de Volkelt y Dessoir (según
Ud. mismo ha reconocido antes) y por lo tanto es a ellos y no
a Listowel (que es inglés) a quienes yo me refería
al escribir que los puntos de vista de Croce "presuponen
una concepción subjetiva de lo estético que ha sido
minuciosamente combatida, especialmente por los estéticos
alemanes". Tal vez Ud. no considere a Volkelt y Dessoir
como autoridades tampoco. En cuanto a que estos tratadistas son
"recientes" no lo digo yo, sino que me lo hace
decir Ud. Lo que yo indico como reciente es la traducción
del libro de Listowel que es de 1954. Tal vez también a
Ud. le parezca reciente un libro editado el año pasado.
ESPINOLA Y KAINZ
La discrepancia entre Espínola y Kainz es en la actualidad
de "esfuerzo" del contemplador de la obra de arte, que
Espínola exagera y Kainz niega. En cuanto a la impasibilidad
del contemplador que según Ud. yo atribuyo a Espínola
falsamente (párrafo 10 de su carta) es Ud. el que demuestra
haber leído mal a Espínola. Lo dice explícitamente
la página 12 (en un texto que yo citaba en mi nota impugnada
y que seguramente Ud. se salteó): "Hipólito
- ¿Pero es preciso que nos plantemos ante la obra de arte
tras un broquel de impasibilidad? Néstor - Durante el proceso
que a nosotros la transporta, sí". Le recomiendo
la lectura de las páginas 41 (habla Néstor) y 76
(Néstor de nuevo).
Otra cosa. Señalé en mi artículo que Kainz
menciona una vez sola a Croce (y para discrepar) como índice
de la actitud de los tratadistas germánicos frente al maestro
italiano. Tampoco lo cita más de una vez Moritz Geiger
en su Estética (trad. de Raimundo Lida, Bs. Aires,
1951, pp. 88) y es para incluir su nombre, apenas, entre los expositores
de la peculiar manera de ser aprehendido el objeto estético.
El mismo Geiger dedica páginas a la exposición de
Volkelt y de Dessoir (opositores de Croce); en la bibliografía
se cita a Listowel. Otro ejemplo: cita a Croce una sola vez E.
Meumann (p. 85 de la ed. argentina, 1946, de Introducción
a la estética actual) y es para refutarlo; en cambio,
el autor menciona varias veces y estudia con la mayor atención
la obra de Volkelt y de Dessoir. ¿Para qué invocar
nombres? Seguramente tampoco dará Ud. el visto bueno a
Geiger y a Meumann.
¿Qué deducir de esta discrepancia? ¿¿Que
nada valen mis "autoridades", como Ud. las llama? ¿Que
nada vale su propia autoridad, amigo Coseriu? Dejemos este conflicto
trivial y vayamos a la sustancia.
ESPINOLA Y EL DRAMA
El párrafo 11 de su carta asegura que el diálogo
de Espínola es de índole especulativa, no dramática,
y por lo tanto, no tiene por qué tener "fuerza dramática"
Como Ud. sabe, no hay contradicción entre ser especulativo
y tener fuerza dramática. Fedón cumple con
ambas condiciones. Mi observación se refería no
a una condición necesaria del diálogo de Espínola
sino a una virtud imaginaria que el prólogo creía
descubrirle entre tres verdaderos discutidores y no entre un maestro
y dos dóciles errados, la fuerza dramática se hubiera
expresado a través del conflicto dialéctico. Espínola
se perdió enesta oportunidad. Contra lo que Ud. cree no
hay posiciones ideológicas" en Milón.
Hay una sola, la de Néstor.
ESPINOLA Y EL LENGUAJE
Su carta me enseña la diferencia entre el lenguaje coloquial
y el lenguaje estilizado. Gracias. Pero yo no me refería
a esto. Me refería al lenguaje pretendidamente abstracto
y poético que utiliza Espínola y a su fracaso por
darle vida (dialéctica). De aquí la comparación
con Valéry, al que Ud. perdona la vida por ahora. De aquí
que mi nota invocara la creación de lenguaje de que es
capaz Espínola en sus narraciones, de aquí que trajera
a colación el lenguaje parnasiano de Motivos de Proteo.
Otra vez, amigo Coseriu: yo hablo de una cosa y Ud. aniquila otra.
MI VALORACIÓN
Su carta termina lamentando que yo no haga una valoración
de la obra. Entonces (me permite preguntarle) ¿qué
refuta Ud.? Si dos páginas de MARCHA no le parecen una
valoración de la obra, ¿qué esperaba? La
prueba de que sí valoro la obra es que, en el mismo párrafo
en que Ud. me acusa de no valorarla, cita mis palabras: "es
una obra de singular calidad". ¿Y por qué
no cita también el final. Lo transcribo ahora: "Desde
cierto punto de vista puede asegurarse que no hay nada más
desdichado que el lenguaje en que ha creído necesario verter
Espínola su meditación estética. Desdichado,
sobre todo, porque la meditación misma, independientemente
del valor que pueda tener como doctrina general e independientemente
de que se encuentre o no superada por la estética actual,
es de enorme interés como vía de acceso al mundo
imaginario en que vive Espínola, el creador, el mundo en
que ha sabido componer los cuentos de "Raza ciega" y
su novela "Sombras sobre la tierra". Para ese mundo,
este diálogo sobre "Milón o el ser del circo"
es introducción esencial". ¿No es esto
una valoración?
Pero advierto que Ud. ha confundido cosas inconfundibles. Ud.
cree que yo no valoro el diálogo porque no enjuicio
su tesis estética. Hay dos errores, aquí. Mi
nota dedica una página de MARCHA al análisis
del diálogo, a la determinación de sus tesis, a
su filiación croceana, a su ubicación en el panorama
actual de la estética. Si eso no es valoración ¿qué
es? La otra página está dedicada al análisis
de la forma del diálogo (con minuciosas referencias
al modelo, declarado de Espínola: Valéry) y al análisis
de su lenguaje. Si eso no es valoración, ¿qué
es?
También niega Ud. que el diálogo pueda servir de
introducción al mundo novelístico de Espínola.
Permítame que le enseñe algo (en retribución
a todas las cosas que Ud. me enseña, y qué bien,
en su carta). Todo escrito teórico de un creador es de
interés para el crítico literario: tenga o no valor
teórico independiente. En este caso, Milón le
permite al crítico literario conocer algunas ideas estéticas
básicas de Espínola. Por eso constituye una vía
de acceso a a su mundo, por eso me parece introducción
esencial, por eso me parece introducción esencial. Pero
el tema es muy largo. Le prometo desarrollarlo en una nota aparte.
En suma, amigo Cosseriu, qué ligereza ha puesto Ud. en
evidencia, qué lectura tan superficial de mi nota, qué
artificios para refutar lo que yo no decía, para no querer
entender. No puedo dudar de su amistad (tantas veces declarada
en la carta) pero ¿cómo compadecerla con la liviandad
que la carta revela?
Le debo agradecer la extensión con que se ha ocupado de
mi nota. Lamento no poder agradecerle también la atención
con que me ha leído. Pero me consuela pensar que tampoco
he leído con mucha atención ni a Listowel, ni a
Kainz, ni al propio Francisco Espínola.
Lo saluda cordialmente
Emir Rodríguez Monegal"