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Indice general ordenado alfabéticamente por título del libro o artículo

"Un año de cine - clubes"
En Marcha, Montevideo, nº 653, 29/12/1952
p. 37.

En más de un sentido éste fue un año de Cine - Clubes. La actividad de los tres más importantes - Cine Arte del Sodre, Cine Club, Cine Universitario - llegó a su punto máximo en el transcurso de este año. Sus actividades públicas (ciclos de exhibición retrospectiva, preestrenos y reestrenos, concursos de filmación, revistas) mantuvieron todo el año al espectador atento en constante actividad. La notoria deficiencia de la programación comercial se vio aliviada por este dinamismo que no excluía la competencia. (Un mismo domingo había que elegir entre la versión española del Sombrero de tres picos por Abadie d'Arrast y la versión napolitano - barroca de Mario Camerini, ambas de 1934). Junto a éstos, se organizaron otros Cine - clubes de actividad más restringida y aún de efímera duración. Todos son índice de una preocupación adulta por el cine, de una concepción del cine como arte (no corno industria de entretenimiento) que habla de la madurez de un sector del público cinematográfico.

CICLOS. - Cada Institución se especializó en uno o varios ciclos. CINE ARTE DEL SODRE exhibió un ciclo bastante completo de cine francés sonoro. Algunas muestras eran inéditas o prácticamente inéditas. Las más notables fueron, sin duda alguna, La régle du jeu (1939) de Jean Renoir y Les dames du Bois de Boulogne (1944) de Robert Bresson. Ambas constituyen puntos culminantes en la carrera de sus respectivos realizadores; ambas demuestran un concepto inconformista de la creación cinematográfica. La régle du jeu revela la riqueza y variedad de la experiencia cinematográfica de Renoir, uno de los escasos grandes directores actuales; Les dames du Bois de Boulogne (la segunda película de Bresson) es índice elocuente de una voluntad de estilo, de una concepción original de la escritura cinematográfica. Otros ciclos a que dedicó CINE ARTE su actividad fueron el de documentales ingleses (expuesto en forma más didáctica por CINE CLUB) y el de documentales suecos, con exhibición de la obra importante de Arne Suckdorf cuyo Viento en el río fuera distinguido por el jurado de la crítica en el segundo Festival de Punta del Este.

CINE CLUB aportó, entre otros, dos ciclos de gran interés. E1 más valioso fue, sin duda, el del documental británico en que pudo verse, ordenada, la obra de John Grierson, de Harry Watt, de Basil Wright, de Cavalcanti, de Len Lye, de Humphrey Jennings y de algunos más. Algunos films - Drifters (1929), Song of Ceylan (1934), Lister to Britain (1942), Trade Tattoo (1936), Pet and Pott (1933) - son ejemplo elocuente de las posibilidades creadores del medio. Es cierto que en su afán pedagógico se llegó a exhibir hasta adefesios, pero puede disculparse este celo en quienes se han tomado, con tanta seriedad el papel de educadores. El otro ciclo importante estuvo dedicado al cine italiano. Su aporte mayor estuvo en algunas muestras de los comienzos del sonoro, en las que pudo apreciarse la obra precursora de Alessandro Blasetti y de Mario Camerini en la formación de un estilo, en el descubrimiento de un ambiente, que los posteriores neorrealistas habrían de explotar hasta el cansancio. Ninguna de las obras exhibidas era totalmente memorable, pero su conjunto ilustraba con elocuencia sobre ese tipo de película en que se logra un adelanto general de la industria sin llegar a producir arte puro. Por otra parte, los estetas tuvieron en estos ejemplos comerciales una buena oportunidad para aprender a no despreciar la producción corriente, la renovadora sin alardes.

CINE UNIVERSITARIO desarrolló dos ciclos paralelos: el de la vanguardia francesa, el de la vanguardia canadiense y norteamericana. Pudo contemplarse así la obra de Jean Epstein, de Germaine Dulac, de Louis Delluc. La exhibición conjunta de otros clásicos del período (ya estrenados) permitió reconocer un poco mejor el aporte de este tipo de film, tan glorificado en los manuales y en la memoria creadora de los críticos. La vanguardia norteamericana tuvo en James Broughton un creador original. Dos de sus films - Loony Tom y Mothers Day (ambos de 1948) - cuentan entre los más inspirados que ha producido el movimiento; por ellos corre una auténtica vena satírica junto a una auténtica nostalgia. De vanguardia pueden calificarse también los experimentos en el dibujo animado de la UPA. La creación de Mr Magoo y el justamente célebre Gerald McBoing Boing demuestran la existencia de un equipo resuelto a devolver el dibujo cinematográfico la libertad, la ilimitada fantasía de que había sido despojado por la estilización naturalista de los talleres de Walt Disney.

PREESTRENOS Y REESTRENOS. - La política de preestrenos - iniciada el año anterior - persistió con intermitencias durante este año. Algunos de los mejores films de 1952 fueron preestrenados: Rasho-Mon (Akira Kurosawa, 1952) y Pasión prohibida (Michelangelo Antonioni, 1950) conjuntamente por CINE CLUB y CINE UNIVERSITARIO; Juventud divino tesoro (Ingmar Bergman, 1950) por CIBE CLUB; Balada berlinesa (R. A. Stemmle, 1948); Ultimátum o Londres en peligro (John Boulting, 1949), Sinfonía de una vida (Hans Bertram, 1942) por CINE UNIVERSITARIO. También fue importante el renglón de reestrenos. Muchos films que ya habían desaparecido de los programas pudieron ser vistos una vez más. De esta manera fue posible comparar juicios; se advirtió, por ejemplo la lozanía de El ciudadano (Orson Welles, 1941); se pudo ver que Larga es la noche (Carol Reed, 1948) había sido sobrestimada en el recuerdo en tanto que El sádico (Alf Sjöberg, 1944), Pasión de una noche (Claude Autant-Lara, 1945) o Un paseo al sol (Lewis Milestone, 1945) recién eran cabalmente valorizadas. Muchos tuvieron así oportunidad de ver films que desconocían y en este sentido pareció siempre útil una política que al crítico y al aficionado ardoroso le facilita la posibilidad de revisar sus opiniones, en tanto que a los nuevos adeptos les permite cubrir sus lagunas.

REVISTAS Y CONCURSOS. - La reaparición de CINE CLUB, revista de la misma institución, y la fundación de FILM (publicación de CINE UNIVERSITARIO) marcó un aspecto esencial del año cinematográfico: 1a conciencia crítica cada día más alerta del espectador. Porque no basta con hablar interminablemente de los films, con ventilar teorías más o menos bien digeridas; hay que producir algo, hay que dejar sentadas opiniones. Una revista es el mejor vehículo. Entonces será fácil advertir quienes pontifican en el vacío y quienes saben de qué hablan.

La orientación de ambos órganos fue diversa. CINE CLUB reasumió algunas rúbricas esteticistas de años anteriores y pareció preocuparse de expresar el punto de vista de la institución. FILM fue más objetivo, más preocupado de señalar los actuales rumbos del cine. Sin desconocer la obra y la estética del sonoro se preocupó por indicar quiénes importan en el cine que hoy se está realizando, de aquí que concediera atención preferente a la obra de directores e intérpretes, de productores y libretistas, que aparecen comprometidos en la producción actual. Tanto una revista como la otra aportaron trabajos propios o traducidos en que se examinan puntos de interés crítico permanente.

Los Concursos, de calidad variada pero casi siempre alta, sirvieron para demostrar que paralelamente a esta actividad teórica hay una inquietud creadora que desborda ya el campo de la mera afición dominical. Las posibilidades de un cine nacional aparecen bastante comprometidas, pero ya hay quienes por su propio esfuerzo están creando cine nacional, como lo ha demostrado especialmente el concurso organizado por CINE CLUB.

 

Responsables

L. Block de Behar
lbehar@multi.com.uy

A. Rodríguez Peixoto
arturi@adinet.com.uy


S. Sánchez Castro
ssanchez@oce.edu.uy

 


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