M. C. BRADBROOK: Shakespeare and Elizabethan
Poetry (S. y la poesía isabelina). London, Chatto and
Windus, 1951. 279 pp. Ilustrado.
Las piezas y poemas de Shakespeare y su relación con la
vida y poesía de su tiempo es un tema que puede interesar
a muchos que no son especialistas en literatura. Estas palabras
de la autora indican claramente el propósito del libro:
situar la poesía dramática de Shakespeare en su
mundo isabelino, ofrecer una visión panorámica que
pueda valer para todo amante de la poesía y no solo (como
sucede tan frecuentemente) escribir un libro dirigido a los especialistas.
Para llevar a cabo su propósito Miss Bradbrook presenta
su obra dividida en los siguientes capítulos: Introducción
sobre la Edad Media y el Renacimiento; la poesía cortesana
del reino de Isabel; la poética isabelina y los teatros
populares; el romance ovidiano; Shakespeare y el idioma su época;
los caracteres en las piezas de Shakespeare; Heráldica
moral, con especial referencia a Titus Andronicus, The
Rape of Lucrece, Romeo and Juliet; las tragedias históricas:
Henry VI, Richard III y Richard II; el poeta
cortesano: los Sonetos, Two Gentlemen of Verona,
Midsummer's Night Dream; Música polifónica:
All's Well, Merchant of Venice, Much Ado About
Nothing; las comedias históricas: Henry IV,
Henry V; las comedias fantásticas: Loves Labor
Lost, As You Like It, Twelfth Night. Como puede
verse por este sumario, el énfasis crítico del libro
está puesto sobre las obras menos divulgadas del poeta,
sobre sus creaciones menos entorpecidas de escollos críticos,
y (también) sobre las muestras de su espíritu cómico,
lírico y fantástico.
Este libro no es producto de mero afán de divulgación.
Miss Bradbrook había publicado ya dos trabajos eruditos
sobre el teatro isabelino (The Conventions of Elizabethan Tragedy;
Elizabethan Stage Conditions: Their Place in the Interpretation
of Shakespeare). En este nuevo libro une a su experiencia
de estudiosa de la bibliografía shakespereana sus propias
conclusiones críticas (particularmente sobre All's Well
y Henry IV) y su práctica docente en la Universidad
de Cambridge. Este libro ya estaba concebido antes de la guerra;
en 1949 había sido totalmente escrito. Pero recién
ahora la autora ha podido encontrar tiempo entre sus múltiples
tareas para darle la redacción definitiva. Otros trabajos
ocasionales de mayor urgencia se le cruzaron en el camino. De
ellos conviene destacar un sumario y útil planteo del arte
novelesco de Joseph Conrad (1941), un excelente libro sobre Ibsen
(1946), un estudio del método crítico de T. S. Eliot
(1947) y un agudo folleto sobre el arte de este mismo escritor
(1950). En todos estos trabajos, como en este volumen sobre Shakespeare,
demuestra Miss Bradbrook una feliz capacidad de síntesis,
una inteligencia crítica penetrante, un juicio equilibrado,
un sólido conocimiento de todas las disciplinas de la erudición.
No hay en ella rastros de la pedantería que contamina buena
parte de la escuela crítica de Cambridge, y eso que Miss
Bradbrook se inició allá por 1933 en Scrutiny y
bajo la vigilancia del propio Dr. Leavis. Pero Miss Bradbrook
ha preferido seguramente una notoriedad menos irritante, ese segundo
plano, más adulto, que un método crítico,
fino y bien documentado, le ha ganado en las letras inglesas contemporáneas.
E. R. M.