"Además del anunciado ciclo de conferencias sobre
"El rostro y la máscara de la Poesía en
la literatura española", el conocido escritor
José Bergamín dictó otro sobre "La
musaraña y el duende (Mundo y trasmundo de la poesía
romántica)". Los que siguieron sus conferencias
desde el comienzo, advirtieron fácilmente la diferencia
de calidad entre la primera, impremeditada, sobre Cervantes y
cualquiera de las pertenecientes a ambos ciclos. En aquella conferencia
extraordinaria, Bergamín vaciló mucho antes de alcanzar
el centro de su tema (lo alcanzó al final); repasó
con excesiva lentitud los divulgados juicios de Menéndez
Pelayo sobre Cervantes, las memorables intuiciones de Rubén
Darío; produjo, en definitiva, una impresión general
de desorden y flaccidez, de nervio ausente y atonía. En
una palabra: creó una imagen diametralmente opuesta a la
suscitada por su prosa impresa, inquieta y densa, cargada de múltiples
y dispares enfoques, hasta abrumadora en su no mitigada tensión.
Al entrar de lleno en ambos ciclos de conferencias, el auditor
pudo recuperar al Bergamín que había leído.
Y lo pudo recuperar no sólo en el trivial sentido de que
este Bergamín oral repetía páginas de sus
libros, sino también en el más alto sentido de que
el hombre enjuto y nervioso que ocupaba la tribuna, parece el
autor de La cabeza a Pájaros, de Disparadero
español, era (en fin) de la misma alta estirpe barroca.
Así se pudo recuperar a Bergamín. Y pese a que
las condiciones del rescate eran irritantes -el conferencista
estaba obligado a resumir en siete charlas las esencias de la
literatura española en la edad de oro (de Jorge Manrique
a Calderón); el conferencista debía suponer en el
auditor una feliz ignorancia y echarse a contar, por ejemplo,
el argumento de La vida es sueño; el conferencista
apagaba su voz al cumplirse la hora de charla, aunque para ello
tuviera que dejar en suspenso, sin poder ahondarla, una fascinante
aproximación entre Baudelaire y Bécquer; pese a
todas estas circunstancias ajenas a la voluntad del crítico
español, el atento auditor pudo recuperar a José
Bergamín. Y eso es bastante.
Pero no es todo. Bergamín debía tener la oportunidad
de desarrollar en Montevideo no una muestra o sinopsis, sino un
curso completo sobre la literatura barroca, o sobre el romanticismo,
o sobre los movimientos poéticos más recientes de
la literatura española. Para ese hipotético curso
contaría Bergamín aquí con un auditorio nutrido
y suficientemente informado como para que no fuera necesario perder
tiempo en los alrededores del tema, como para que todos esos enfoques,
esas incitantes paradojas, a que es tan afecto Bergamín,
pudieran examinarse hasta su completa asimilación (o rechazo),
hasta convertirse en datos fehacientes. Entonces sí se
podría hablar de una recuperación total."
E.R.M.
NOTA. - Esta reseña debió ser postergada
varias veces por razones de espacio. Se publica sin alteraciones.