Carlos M. Rama: La Historia y la novela.
Montevideo, Impresora L.I.G.U., 1947, 35 páginas.
"Este ensayo del joven profesor Rama fue publicado con anterioridad
en el número 101 de la "Revista Nacional".
Su principal objeto consiste en establecer sintéticamente
las relaciones (y hasta contaminaciones) entre la Historia y la
novela. Para ello, su autor traza un rápido bosquejo de
la evolución de ambos géneros, así como realiza
un breve examen de la novela histórica y de la moderna
biografía novelada (a la que condena). Las conclusiones
del ensayo pueden sintetizarse así: Hay una actitud mental
similar entre la Historia y la novela. Ambos quehaceres facilitan
un mejor conocimiento del hombre y la vida social: la Historia
puede ser Arte en cuanto a sus formas; la Novela -especialmente
la contemporánea- constituye un material documental de
primer orden para la Historia; la Historia es necesaria para la
comprensión de la novela y de la Literatura en general.
Se recomienda la utilización en la enseñanza de
la Historia de las "novelas históricas".
(Para esta enumeración final he usado casi las mismas palabras
del autor).
Como se advierte fácilmente, el material que abarca este
ensayo es vastísimo, no sólo en superficie, sino
en profundidad. La circunstancia especial de haber sido publicado
en una revista, obligó a Rama a una síntesis demasiado
rigurosa, que llega a afectar en ocasiones la misma claridad expositiva.
No afecta, en cambio, a la excelente documentación, que
se ha podido exhibir en su casi totalidad, lo que concede al ensayo
una mayor latitud y aumenta su valor como instrumento de trabajo.
Pero no se debe olvidar, al juzgarlo, que su presente forma, tan
apretada y escueta, es susceptible de una ampliación que
destaque más su contenido.
La tesis central del ensayo -"nuestro siglo presencia
la tendencia a confundir en una unidad ya inclasificable la Historia
y la novela"- puede provocar, sin embargo, vivas objeciones.
Por mi parte, indicaré que tal confusión es, del
punto de vista literario, improbable. La Historia como género
literario no puede confundirse con la novela. Tal confusión
radica, quizá, en el hecho de que la novela puede usar
todas las técnicas de la Historia -y a veces, como advierte
Caillois, lo hace. Pero, la recíproca -como cualquiera
advierte- no es siempre posible. (Por ejemplo, la Historia no
puede usar el monólogo interior o la narración alucinatoria).
En el magnífico libro de Alfonso Reyes, El deslinde
(México, 1944), se examina minuciosamente el punto
(Ver, en especial, el capítulo III).
Algunas objeciones de detalle (p. ej., sobre la confusión
entre novela y ficción: toda la ficción no es novela,
como parece creer el autor; sobre el calificativo de "absurdo
histórico" aplicado a la poesía pura: parece
no entender qué es poesía pura) no llegan a desmerecer
este trabajo verdaderamente interesante por sus proyecciones y
por la documentación manejada. No quiero terminar esta
reseña sin indicar el olvido de Galdós, al citar
a los novelistas históricos españoles del siglo
XIX, así como sin rectificar la información deslizada
en la página 15: "Montaigne no cita novelas entre
sus lecturas anotadas en los "Essais". Cita, en
realidad, varias, entre otras L'histoire éthiopique
traitant des loyales et pudiques amours de Theagenes et de Chariclea
por Heliodoro y la Cárcel de amor por Diego
de San Pedro, que leía en una traducción en italiano;
Carcer d'amore tradotto dal magnifico messer Lelio de Manfredi
(Ver, en este sentido: Pierre Villey, Les sources et l'évolution
des Essais de Montaigne, París 1908, tomo I, pág.
258)."