"* En España suceden cosas raras. En
materia bibliográfica la última palabra es ésta:
Se aprovecha la labor intelectual de personas desafectas al régimen,
pero se omite toda mención del autor. Un ejemplo: La nueva
edición Aguilar de las Obras completas de Dostoyevski
(dos volúmenes de más de dos mil páginas
cada uno) suprime el nombre del traductor Cansinos Asséns,
que realizó esa ciclópea tarea. Otro ejemplo: La
difundida colección de Clásicos Castellanos de La
Lectura (editada por Espasa Calpe) sufrió una curiosa
evolución. Si la edición de algún clásico
(El Buscón, de Quevedo, p. ej.) había sido
hecha -antes de la guerra civil- por alguien, hoy exilado (Américo
Castro, p. ej.), se tachaba con tinta de imprenta, en los ejemplares
en depósito, el nombre del crítico. Aparecía
el volumen decorado con líneas negras: en la tapa, al pie
de la Introducción. El nuevo método es más
limpio. Se reedita la obra y se encarga a cualquiera (a Luys Santamarina,
p. ej.) la nueva edición; se aprovechan las notas y el
texto fijado por el investigador exilado, y el lector tiene en
sus manos un ejemplar sabio y no pernicioso, ya que es obra de
un crítico oficial. O sea, un negocio limpio.
* Bernard De Voto ha estudiado repetidas veces a Mark Twain.
En uno de sus libros resuelve así una comparación,
que se le propone, entre Moby Dick de Melville y Huckleberry
Finn de Twain: "Huck es un libro oscuro, tan oscuro
como Moby Dick. Y es un libro diferente. Melville trató
de trazar el mapa de las perversidades metafísicas de la
existencia y de trazarlo por medio de símbolos. No quiero
menospreciar su realización -aunque seguramente, es más
defectuosa, frustrada, imperfecta, y fundamentalmente caótica
que cualquiera de Mark Twain. Pero hay un tipo de espíritu,
y los amantes de Huck pertenecen a él, que prefiere
la experiencia a las abstracciones metafísicas y la cosa
a su símbolo. Semejante espíritu piensa que Huck
Finn es la máxima obra de la novela del siglo XIX en
América precisamente porque no es un viaje en caza de una
ballena blanca sino un viaje entre feudales, bellacos, ladrones,
vagabundos, cazadores de negros y asesinos; precisamente porque
Huck nunca encuentra un símbolo sino siempre algún
verdadero ser humano cumpliendo un verdadero destino." (Mark
Twain at Work, Harvard, 1942, pág. 100). El lector
puede resolver esta comparación en sentido contrario.
* Georges Duhamel ha denunciado una maniobra nazi. Durante la
ocupación de Francia para publicar libros se necesitaba
un permiso de la oficina alemana pertinente. Invariablemente dicha
oficina permitía la publicación de obras inocuas,
de libros colaboracionistas. Invariablemente prohibía las
obras nuevas de alguna calidad y dilataba el permiso de publicación
de los grandes clásicos franceses. En cuatro años
desaparecieron de las librerías -afirma Duhamel- todas
las ediciones de obras maestras. Los ejemplares que poseían
las bibliotecas públicas o particulares se destrozaron
por la ávida consulta. Al margen del repudio a semejante
medida, Duhamel señala la grave realidad que enfrenta Francia
en su reconstrucción: será necesario reeditar todo.
Vale la pena pensar esto un poco."