Schedrín : Los hermanos Golovlev.
365 páginas. Emecé, Buenos Aires, 144. Traducción
directa de J. Kogan Albert
"Los señores Golovlev" es
la obra maestra de Schedrín y una de las novelas más
importantes de la literatura rusa. Su importancia reside en la
vigorosa creación de los personajes, en la acre visión
de su autor, en el valor documental que encierra. La sola mención
de dichas cualidades esenciales permite comprender al lector no
informado que se trata de una novela del siglo XIX. "Los
señores Golovlev" integra un ciclo novelístico
-"Los señores de Tachkent"- donde se satiriza
la sociedad rusa de su tiempo. Ese ciclo fue escrito entre 1867
y 1881. La crítica contemporánea está de
acuerdo en proclamar a "Los señores Golovlev"
como la mejor del conjunto. No es necesario insistir, pues, en
la importancia de la presente versión castellana.
Schedrín es el seudónimo de M. I. Saltykov. Sus
datos biográficos principales son: Nació en 1826.
Se inició en la literatura al mismo tiempo que Dostoyevski
(estéticamente, sin embargo, pertenece al período
inmediatamente anterior). Publicó inicialmente versos,
y alguna novela (sin asomos de sátira) imitada de George
Sand. Fue juzgado por esta inocente obra (1848). Ocho años
más tarde recobró su libertad. Pertenecía
a una familia aristocrática y ejerció altos cargos
gubernamentales. En 1868 abandonó su carrera administrativa
y se dedicó al periodismo. Manifiesta entonces su vena
satírica; se dedica a castigar (incluso en el sentido medieval
de la palabra) a sus contemporáneos de todas las clases
sociales. La perversión moral, la debilidad irresponsable
del carácter, la corrupción burocrática,
la esclavitud social y el formalismo vacío -todo es material
excelente para Schedrín, que ilumina vivamente la mentira
o el vicio disimulado bajo las convenciones sociales. Comienza
por esa época (1867) el ciclo de novelas ya citado: lo
hace así, no por creerse con datos esencialmente novelísticos,
sino por ser la novela la forma de más segura difusión
para su sátira. En los últimos años de su
vida su acritud se atenúa gracias a los tenaces esfuerzos
de la censura que cernía vigilantemente cada página
de Schedrín. Murió en 1889. (Para más datos
consultar la "Littérature Russe" de Waliszewski,
Armand Colín, París, 1900).
En "Los señores Golovlev" se analiza
el ocaso de una familia -tema favorito del naturalismo del siglo
XIX- que van a replantear con entusiasmo algunos autores de este
siglo (p. ej. Thoman Mann con "Buddenbrooks",
Roger Matin du Gard con "Les Thibault" y William
Faulkner con "The sound and the fury"). Schedrín
toma la acción en momentos que, próxima la muerte
del padre, la sucesión de Golovlevo va a caer en manos
de los hijos. La madre, Arina Petrovna, ha creado la prosperidad
de la familia, gracias a su tenacidad, a su inescrupulosidad.
El autor presenta, sucesivamente a los tres hermanos Golovlev;
traza sus biografías hasta el momento inicial de la novela
y luego introduce a los personajes. El mayor, Stepán Vladimirich,
pasa brevemente: muere idiotizado prisionero de su propia madre,
después de haber derrocado parte de sus bienes (Cap. I:
Consejo de familia). El menor, Pavel Vladimirich, no tarda
en seguirlo (Cap. II: Entre parientes). El mediano, Porfíriy,
cosecha así toda la herencia. Va a desplazar a la madre
de la dirección de la familia, la va a reducir a una situación
de subordinada -pero conservará siempre con ella las formas
del más encendido respeto filial. Permitirá que
sus dos hijos se suiciden por no cumplir sus deudas; permitirá
que sus sobrinas se dediquen a la prostitución, más
- menos declarada- pero conservará siempre las formas del
amor familiar más sincero. Al final de la obra muere, desesperado,
envilecido, deshecho.
La acción no es el elemento vital de la obra sino apenas
su esqueleto. El análisis minucioso de la degradación
de cada uno de sus personajes; ese es el centro vivo de la novela.
Los dos hermanos -Stepán y Pavel- está sólidamente
construidos pero su intervención es fugaz. Sirven de elementos
contrastantes para la figura gigantesca de Porfíriy, a
quien llamaban Iuduschka (diminutivo de Judas). Al iniciarse la
obra la figura central parece ser Arina Petrovna, pero, poco a
poco, el autor desplaza el centro de gravedad hacia Iuduschka.
Toda la decadencia de la familia se manifiesta en él. La
hipocresía calculada y la ruindad estéril son sus
dos caracteres fundamentales. La ausencia de sentido de su vida
quita validez a todas sus fechorías. Su existencia consiste
en un incesante parloteo insustancial, incoherente, que Schedrín
transcribe con maestría. Detrás de esa marea verbal
se esconde una crueldad ilimitada, un egoísmo negativo.
Schedrín acumula experiencias sobre la cabeza de Iuduschka.
Ilumina hasta los pliegues más íntimos de su ser
moral. La grandeza del personaje creado supera la voluntaria monotonía,
la limitación del ambiente, de la circunstancia. Más
aún, esa misma superficie opaca y repetida permite dibujar
en toda su plenitud al personaje. Es una creación enorme,
comparable (sin hipérbole) a las magnas creaciones de Shakespeare
(Por lo general este tipo de aproximación es meramente
oratoria; en este caso es también lúcido).
Pero no es sólo la capacidad de crear unos personajes,
sino algo más sutil -la capacidad de enfrentarlos y enriquecerlos
por el contraste o la simple yuxtaposición-, lo que evidencia
plenamente Schedrín. La técnica narrativa que utiliza
es sencilla. Ya se apuntó que Schedrín no creía
poseer dotes novelísticos; más aún, creía
que la novela (como forma literaria) había prescrito, no
respondiendo más a las necesidades de la época (consultar
el prefacio de sus Tachkentsky). De aquí que no
se preocupara mayormente de la estructura de sus relatos. En la
presente novela cada capítulo (son siete) se centra en
una o dos escenas nucleares. En torno a ellas construye todo el
capítulo: obtiene así una gran concentración,
típicamente dramática. Consigue otra cosa: hacer
cada capítulo suficientemente autónomo (se pueden
desgajar como novelas cortas), sin perder de vista, es claro,
la unidad interior de la obra (que está dada fundamentalmente
por la continuidad de la acción y por la presencia de Iuduschka
y Arina Petrovna). Así, por ejemplo, en "Alegrías
de familia no permitidas" (capítulo 5º) el
centro del relato lo constituye el nacimiento del hijo natural
de Iuduschka y la reacción que éste sufre.Todo el
capítulo puede leerse independientemente. Ubicado en la
novela contribuye a diseñar mejor la figura del protagonista;
proporciona una experiencia más al lector.
La visión de Schedrín es fría y descarnada,
excesiva a veces. No hay un propósito de falsear la realidad,
sino un intento de presentarla en una elaboración consciente
y tendenciosa. (Esa tendenciosidad se justifica por las ideas
liberales -a la manera francesa- de Schedrín. El autor
desciende con su fija sonrisa hasta las profundidades de cada
ser y no pierde jamás el equilibrio inicial. Une a su despiadado
don satírico, un tono menor, burlesco, que alivia la crueldad
minuciosa de ciertas situaciones que pueriliza a veces, una determinada
situación. Esto provoca una doble corriente que un análisis
estilístico detenido podría deslindar provechosamente.
Schedrín no posee inquietudes estilísticas; carece
por ello mismo de un estilo personal fuertemente acusado. No se
debe olvidar que fue periodista: esto contribuye a aumentar la
impersonalidad de su narración. Es claro que estas afirmaciones
tienen un carácter general. Si se empezara a analizar finamente
se descubrirían los mecanismos característicos de
su estilo; aquellos que reflejan puramente su mentalidad. La traducción
es correcta, aunque incurre en notorios galicismos. La edición
está hecha con sumo cuidado: es un volumen de la colección
La Quimera"