|
"Tres films"
En Film, publicación de Cine Universitario, Montevideo,
nº 1
p. 4-5.
En los orígenes de los tres films más importantes
del Festival hay un director de talento y una obra literaria importante.
Esta circunstancia es la única que los vincula. Cada uno
de ellos evidencia una particular concepción cinematográfica,
una temática y un espíritu completamente distintos.
Su calidad y su diferencia contribuyen a poner de relieve si
algo hay que poner de relieve la multiplicidad de temas y
de estilos que soporta el cine de hoy.
Umberto D es la obra de un creador más preocupado
por su mensaje que por el esplendor de su arte. Se inscribe en la
corriente neorrealista italiana a la que aporta quizá
con más sobriedad y ascetismo que Lustrabotas y Ladrones
de bicicletas un enfoque lírico y amargo, de patetismo
concentrado. Vittorio de Sica plantea el tema de la soledad de un
jubilado, contra el fondo indiferente o cruel del mundo contemporáneo;
concentra en la figura protagónica su simpatía humana,
y estiliza por medio de la sátira el mundo caótico
que la rodea. Esa concentración en el protagonista y su pequeña
tragedia se consigue hilvanando anécdotas mínimas
que dibujan su vida sin encanto y acaban por expresar, por acumulación,
la fuerza del afecto que todavía lo une a la vida, el cariño
por su perro. El mensaje de amor se desprende del film; pero no
resulta dicho en palabras. Pese a una factura aparentemente pobre,
la película no carece de una sólida estructura y de
una fina orquestación de todas los elementos técnicos:
libreto de Cesare Zavattini, fotografía de Aldó, música
de Alessandro Cicognini y la interpretación pareja de un
elenco no profesional. Vittorio de Sica ha logrado esa unidad, esa
fuerte e intensa concepción estética que no perturba
la exposición de su mensaje, que nunca pasa a primer plano,
pero que constituye uno de sus valores permanentes.
Rasho Mon, en cambio, pone el acento en una estructura compleja
y de indiscutible virtuosismo. El escritor Riunosuke Akutagawa (muerto
en 1927) concibió una novela que aparece ahora trasladada
al cine en términos esencialmente dramáticos. Una
breve anécdota la violación de la mujer de un
samurai por un bandido, la muerte del samurai resulta contada
en cuatro versiones distintas por los tres protagonistas (el muerto
habla por boca de un médium) y por un testigo accidental.
Las cuatro versiones, al ser comentadas por otros entre las ruinas
de un templo, pretextan una reflexión sobre el carácter
de los hombres, su egoísmo y vanidad, su mezquindad general.
El problema que plantea el film no es de conocimiento determinar
quién dijo la verdad sino moral determinar por
qué se miente. La película no se conforma con plantear
cada una de las versiones con un distinto énfasis narrativo
y dramático; en la historia que sirve de marco incluye una
anécdota final que suscita un segundo y más obvio
mensaje moral: por una buena acción se puede rescatar otra
mala. Para orquestar tanto tema y tanta ambición el director
Akira Kurosawa utilizó cuanto recurso le proporciona la cultura
contemporánea, incluso algunos compases del Bolero
de Ravel. Sin embargo, el efecto no es de heterogeneidad sino de
cierta inevitable monotonía, pese al claro impacto que este
film, de alguna manera exótico, produce en el espectador
occidental. Sus más evidentes defectos son quizá estos:
la conjunción inconciliable de la historia del crimen con
la historieta de los que lo comentan; la forma predominantemente
dramática, no cinematográfica, en que resuelve sus
mejores, más intensas escenas. Estos defectos no invalidan
sin embargo su interés.
Fröken Julie (La señorita Julia) deriva naturalmente
del teatro y es una magnífica lección de cómo
filmar una pieza sin inmovilizar a los actores y sin traicionar
el espíritu del drama. Alf Sjöberg, su director, viene
del teatro, como el autor, Strindberg (muerto en 1912). Sjöberg
supo aprovechar toda su experiencia directa del expresionismo teatral
de raíz germánica para poner de relieve el expresionismo
potencial de Strindberg. La historia de la señorita Julia
que se entrega a un criado en una noche de San Juan pretexto
para la orgía diabólica y para la brusca liberación
de las ataduras sexuales impuestas por la sociedad burguesa de fin
de siglo, es el motivo para que Sjöberg construya un
film de ritmo alucinante y de incesante invención narrativa.
Del teatro trae Sjöberg el recurso de hacer coexistir en el
mismo escenario (es decir, en la misma toma) episodios que ocurrieron
en un mismo espacio, pero en distintos momentos del tiempo. Lo que
parece afán de innovación es apenas la formulación
visual de un hecho cotidiano: cuando se habla de un tercero, la
imaginación lo evoca como si estuviera presente. Esa evocación,
que ha suscitado tanto flashback en el cine de estos últimos
años, es mejorada por Sjöberg por esa coexistencia de
varios planos del tiempo en un único espacio y por la continuidad
narrativa que ese mismo recurso asegura. No es ésta la única
innovación expresionista. También introduce Sjöberg,
aunque más atenuados, recursos alucinatorios u oníricos.
Cuando Julia empieza a beber y a evocar la historia de sus padres,
la narración aparece deformada por el pasaje a través
de una mente en estado de histerismo y de desequilibrio emocional.
Toda la segunda parte del film la que sucede a la entrega
o violación de Julia padece de esa deformación
impuesta por el estado angustioso de la protagonista. Hay muchos
elementos más en la factura del film, pero su análisis
excede esta oportunidad. Los señalados bastan para denunciar
el cuidado puesto por Alf Sjöberg en la versión de esta
desagradable y sombría pieza de Strindberg.
¿Corresponde extraer alguna conclusión de este somero
examen? Quizá dos: la obvia conclusión de que el más
cinematográfico de los tres films es el que fuera preparado
sobre un libreto directamente escrito para el cine sonoro (Umberto
D de Zavattini); que el de más eficacia humana es el
que menos dedicación concede a la técnica ( otra vez
Umberto D, de Vittorio de Sica). Otras conclusiones obligarían
a forzar un cotejo que sólo el azar de la exhibición
en un mismo Festival parece recomendar.
E.R.M.
|