Ildefonso Pereda Valdés (1899-1996). Poeta, ensayista, historiador, estudioso de nuestro folclore, este escritor tacuaremboense de prolongada y calificada actividad fue un militante activo en las vanguardias estéticas de los años veinte del pasado siglo XX y precursor en la investigación de la cultura de los negros en nuestro país, a la que dedicó múltiples y valiosos libros. Si bien su labor y obra, que mezcla erudición y sencillez, no ha recibido aún el reconocimiento que correspondería, algunos de sus poemas, quizá sin que se haya difundido, forman parte del cancionero popular nuestro. Domingo L. Bordoli resume la variedad de sus intereses literarios al decir: “Empezó como poeta, continuó luego como crítico literario; en tercer lugar, escribió cuentos y un drama; posteriormente dedicóse a estudios folklóricos, en especial, a los que tienen a la raza negra como tema”. En una de las notas que le dedicara Jorge Luis Borges en los años veinte, en la revista MARTÍN FIERRO, presenta su estampa en los siguientes términos: “…es un caballero, no un simulador de emociones; una presencia de hombre verídica, no una antología de morisquetas o un prontuario de embustes. A Pereda Valdés lo vemos clarito en sus páginas: lo vemos por las calles azules (azules de tanto cielo) de su Montevideo natal y frente a la visión (y audición y olfacción) del mar, en Malvín, en un paisaje estirado, hecho de lomas y de puesta de sol. Vemos también su seriedad joven, su enviones de entusiasmo, su calmosa incredulidad criolla, su propósito de emparejar lo tradicional con la novedad”. Y así sigue.