Recordando su persona y su obra, Susana Soca (1907-1959) fue celebrada por Guido Castillo en los siguientes términos: “Alguna vez sucede que la poesía se apodera de la totalidad de una persona humana y, al mismo tiempo, se entrega totalmente a ella -en estos casos el poseído es poseedor y perseguidor el perseguido- para iluminarle los gestos, las miradas, el habla, los silencios, para transfigurar su voz en la otra voz, su ser en el otro ser, su vida en la otra vida […] A esta misteriosa estirpe de poetas absolutos, de elegidos o condenados por y para la poesía, pertenece Susana Soca.”
Siempre abierta al diálogo por sobre las fronteras nacionales y de los idiomas, durante los últimos días de la ocupación alemana de París Susana Soca imaginó una revista literaria que reuniera aportes latinoamericanos y franceses. Ese fue el origen de Entregas de la Licorne, primero publicada en Francia (a partir de 1947) y luego en Montevideo, hasta su muerte accidental y trágica; una revista de rara calidad, en la que logró reunir muy importantes contribuciones de autores americanos y europeos.