“Narro los hechos como los conozco; y formo los juicios con arreglo a los hechos. No me he preocupado de halagar, ni de mortificar sentimientos; sólo he tratado de ser fiel a la verdad y de someterme escrupulosamente a las reglas de la moral y de la justicia”. 1)
Francisco Berra nació en Buenos Aires en 1844 y murió en la misma ciudad, en 1906. Fue un destacado abogado, periodista, historiador, pedagogo, además de un estrecho colaborador de José Pedro Varela.
Como muchos en su época, fue hombre de dos orillas. Argentino de nacimiento, vivió durante su infancia y adolescencia en Salto, y en 1865 se instala en Montevideo para estudiar abogacía. Ya recibido en 1872, su vocación se fue encaminando hacia lo educacional. Se vincula así de modo absoluto con la vida pedagógica uruguaya, escribe en el país sus libros fundamentales y aplica en las escuelas sus ideas y métodos.
En 1878 publica Apuntes para un curso de Pedagogía, a él se suman La doctrina de los métodos (1882), Enseñanza de la caligrafía (1884) y una serie de estudios que alimentan una profusa bibliografía. Pero es Bosquejo Histórico de la República Oriental del Uruguay su obra de mayor impacto y polémica. Si bien fue publicada originalmente en 1866, fue ampliada y revisada en sucesivas ediciones. Según apunta Fernández Saldaña, el libro “fue uno de los más discutidos en nuestro ambiente. Animado por el espíritu antiartiguista […], el autor perseveró en su tesis, ahondando en ella sin reparar el curso de las nuevas investigaciones, de modo que cuando llegó la hora de la revisión del proceso, para que la justicia hablara donde hasta entonces sólo había hablado la pasión, el Compendio cayó envuelto en el fallo condenatorio”. Al respecto fue esencial el libro Juicio Crítico del Bosquejo (1882), escrito por Carlos María Ramírez y publicado en Buenos Aires.
El polémico volumen fue prohibido por el gobierno de Máximo Santos, y Berra terminó refugiándose en Buenos Aires. Pudo volver a Montevideo, pero sus últimos años los vivió en su país de origen, donde también se aplicaron algunas de sus ideas pedagógicas. El maestro Jesualdo Sosa afirma: “Vivió añorando, se dice, mejor época, la de su lucha por la educación de nuestro país”.
Eduardo de Salterain y Herrera concluye sobre Berra: “Cuando se escriba la historia de la técnica docente en el Uruguay, habrá que anotar el nombre de Berra en primer término y reconocer la influencia incontrastable que ejerció hasta más allá de su edad, antecediendo a la vocación filosófica de Carlos Vaz Ferreira. La opinión pública fue injusta con Berra, puesto que debiéndole la raíz de su formación espiritual, le escatimó el aplauso y le olvidó”.