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Oficio del Poder Ejecutivo prohibiendo el libro “Bosquejo Histórico de la República Oriental del Uruguay”. LEER


Carta dirigida por Francisco Berra a Alberto Gómez Ruano -primer director del Museo y Biblioteca Pedagógicos- con motivo de la publicación de un álbum fotográfico dedicado a la institución.

Señor don R. Gómez Ruano.

Estimado señor de mi aprecio : Con su modesta carta del 20 de Noviembre recibí el álbum del Museo y Biblioteca que usted dirige afanosamente. He estado esperando un rato algo desocupado para escribirle con alguna extensión; pero el rato no viene, el tiempo vuela, y corre el peligro de que usted me juzgue mal. Envióle, pues, dos palabras; una, para manifestarle mi sincero reconocimiento; otra, para alentarlo en su difícil y benéfica tarea. El programa de trabajos con que empieza el álbum merece aplauso. Ojalá pueda usted realizarlo. Cuide más que de la sección histórica, de la cual lo veo encariñado, de reunir cuanta novedad se presente en las exposiciones europeas y norteamericanas, o se anuncien en los catálogos escolares. Sirve más lo nuevo que lo viejo, para hacer adelantos. El museo y la biblioteca deben ser, sobre todo, fuerzas de progreso. Persevere, persevere, y los venideros lo recordarán con cariño, y unirán su nombre al de José Pedro Várela. Su affmo. F. A. BERRA. La Piata, 25 de Diciembre de 1894.

Una transcripción de la misma se halla en el folleto conmemorativo “El Museo y la Biblioteca Pedagógicos de Montevideo” (1916). LEER

Correspondencia entre Francisco A. Berra y María Stagnero de Munar

1879

Sra. Dña. Maria S. de Munar

Distinguida Señora:

Acepto con gusto la invitación que Ud. me dirije para que contribuya con alguna obra á la formacion de una biblioteca destinada a la instruccion de sus discípulos.

Remito á Ud. con tal objeto ocho volúmenes, sintiendo que no me sea posible mandarla mas y mejores. Es mi intencion que sirvan á las alumnas que Ud. tenga en adelatne, sea en la actual escuela, sea en otra cualquiera, pues hago esta pequeña donacion nó solo por servir á la juventud, sino tambien en consideracion á los méritos de Ud. y como señal de que los aprecio.

Al felicitarla por tan útil iniciativa, suplico á Ud. se sirva disculpar la pobreza de mi ofrenda, y disponer de

Su atento y S. S.

F. A. Berra

s/c Abril 16 de 1879


1883

Sra. Da. Maria S. de Munar

Distinguida Sra.:

Hé compuesto un juego de Carteles de lectura y logografía, con el propósito de que sirvan las necesidades de la enseñanza primaria ménos imperfectamente que los carteles en uso.

Como es natural, hé aplicado en ellos la doctrina de mis Apuntes de pedagogía.

Pero no es lo mismo exponer una teoría, que aplicarla. Aún cuando haya podido ser afortunado al concibir la primera, puedo no haberlo sido en su aplicacion, por faltarme esos conocimientos íntimos de los niños, que sólo proporciona una larga experiencia adquirida en el trato con ellos.

A fin de que concurran en los carteles que hé compuesto mis escasos conocimientos teóricos y la experiencia de las maestras mas acreditadas por su competencia profesional, me hé decidido á consultarlas.

Es Ud. una de las que hé tenido presente, y le ha llegado su turno. ¿Querría Ud. tener la bondad de estudiar mi trabajo, y de hacerme con toda franqueza cuantas observaciiones le ocurran, por mas insignificantes que sea? Sería un servicio que haría Ud. á la causa de la enseñanza, que tantos le deben. Yo se lo agradecería sobremanera.

Llamo especialmente la atención de Ud. hacia estos puntos: 1º. Si las palabras generadoras y las frases de la última seccion de cada cartel, se acomodan bien al niño en sus respectivos grados de adelanto;-2º. Los métodos y procedimientos empleados;-3º. La gradación;-4º. Si las instrucciones son suficientes, precisas, claras y convenientemente hechas. En la 2ª seccion, compuesta de palabras, he tenido por fin que el alumno se ejercite mucho en leer combinaciones de las sílabas que ya conoce, y en componer con estas sílabas palabras. Es un ejercicio destinado á dar ajilidad, á disciplinar la inteligencia y la vista; una gimnástica mental análoga á la que se hace en la aritmética con los números abstractos. Y como las palabras familiares que cumplan las demás condiciones pedagógicas son muy pocas, he recurrido tambien á las que no son familiares al niño, juzgando que lo mas importante (en esta seccion) es ejercitar mucho en leer y escribir combinaciones, como lo importante en la parte aritmética á que hé aludido es hacer rápidamente sumas y restas con los números abstractos.- Ud. me dirá qué opina acerca de esta seccion.

Debo advertir, por fin, que un amigo mío me ha dicho esto, hablando de los carteles: “Así como son, no me parece que merezcan adoptarse, abandonando los que ahora se usan. Incurre Ud. con ellos en el mismo defecto que refelan todos sus trabajos: no desciende Ud. hasta los niños; Ud. no los conoce; estos carteles no estan á su alcance.

Tengo, pues, interes en saber, nó solamente si el trabajo tiene algun valor pedagógico absoluto, sino tambien si tiene un valor relativo; es decir, si merece preferirse á los que hoy se usan, aunque tenga defectos. El miércoles de esta semana, por la noche, informará la Comisión especial ante la Directiva de la Sociedad de Amigos. Sé que ese informe va á ser completamente favorable; pero nó por esto he de renunciar á las correcciones y mejoras que puedan indicarme personas que, como Ud., pueden traerme un concurso muy benéfico, debido á que cuentan con aptitudes profesionales que ni yo, ni mis compañeros de comision poseemos. Si fuera esto posible, desearía poder informar en dicha sesion acerca de las opiniones de Ud., como daré á conocer la de otras maestras. ¿Podría Ud. evaluar mi consulta para el Miércoles= Si le pareciera á Ud. conveniente una conferencia verbal, me trasladaría con gusto al Internado, á la hora que Ud. tuviese á bien indicarme.

Saturna podría decirme lo que Ud. disponga?

Saludo a Ud. con todo mi respeto

F. A. Berra

s/c. Agosto 26 de 1883


1894

Da María S. de Munár.

Distinguida señora, de mi mayór aprecio:

La tarea de instalacion de mi familia i de mi librería ha tenido que ser trabajosa i larga. No pude ocupár mi puesto oficiál hasta el 31 de Juio, ni traér la familia hasta 3 o 4 días antes, ni he terminado aún el acomodo de mis cosas. Esto i el tiempo que tenido que consagrár a los asuntos de la dirección explican que no haya reanudado mis relaciones con la casi totalidád de mis amigos de ese país. ¿Cómo sigue la salúd de Ud.? ¿Están bien sus colaboradoras i alumnas?

Me he encontrado con un mundo muy diferente del que pensé encontrár. Muchas prácticas vicioas i un criterio general viciado. En vez de empleár mis primeras fuerzas en estudiar i ensayár reformas pedagógicas, he tenido que emplearlas en estudiár el estado administrativo i en enderezar entuertos graves. Mis primeras resoluciones han alborotado toda la provincia, i por ellas se me ha atacado con ferocidád salvaje. Pero a todos resistí i mi razón quedó bien parada, aunque a costa de la popularidad que tuve al llegár, i de serias alteraciones en mi sistema nervioso.

La legislatura i el Poder ejecutivo trabajan activamente por legalizár una situación arbitraria que venía consolidándose desde hace 19 años; es decir, desde el en que se promulgó la ley de educación común. Es generál aquí la creencia de que las leyes se deben infringir cuando convenga; es decir, cuando al infractór le parezca conveniente. Generalizada esta idea, i vinculados a ella muchos intereses, mi reacción legalista ha debido sonár como un escándalo. Los maestros entienden que, si no los odio, tampo(co) soy para ellos humano siquiera. Con todo, la calma vuelve a los ánimos i las pasiones empiezan a cedér a la razón. Ya hay quienes piensan que los maestros tendrán que agradecerme i que encarno una restauración de la moralidád pública. Esta situación me hace recordar la de 1876. ¡Cuántos me juzgaron en Montevideo como aquí me juzga la generalidad. Pero la experiencia probó ahí que no soy inflexible por maldád i sí por amór al bien. Espero que acá harán mis hechos iguál prueba para cuando termine el plazo de mi nombramiento, i que la amistád de los que hoy me vituperan vendrá a aumentár el placér de haber contribuído a saneár la conciencia morál del pueblo.

Entre tanto, los recuerdos de Montevideo me darán fortaleza i atenuarán los sinsabores que mi rectitud me ocasione. En labios de mi familia anda a menudo el nombre de Ud., i no se separa de mi memoria el recuerdo de sus amables alumnas.

Tenga Ud. la bondád de comunicarles la expresión de mi sentimiento.

Me repito de Ud. respetuoso s. i amigo.

F. A. Berra

La Plata, 16 de Sept. de 1984.


1898

Sra. Da. María S. de Munar

Distinguida señora, de todo mi respeto i estimación:

Me he enterado detenidamente de la carta, del 23 del corriente, que ha tenido Ud. a bien escribirme en nombre propio i de varios colegas de profesión, así como del artículo titulado En Solis - “El honór”, los cuales recibí ayer por la tarde. Aún cuando, como Ud. supone, los quehaceres oficiales me impiden disponér libremente de parte alguna de tiempo, me apresuro a comunicar a Uds. la opinión serena que de mí esperan.

En el artículo mencionado se alude dos veces a los maestros, durante el relato de una conversación que hubo en uno de los palcos de Solís cuando se representaba una escena de El honór.-“Estas cosas sólo se ven en Alemania”, dijo uno; “Alemania está muy corrompida”. Otro oyó con asombro estas palabras i pensó: -“Esto no es alemán;; esto pertenece a todas las naciones. ¿No saben Uds. lo que es la miseria? ¿No saben lo que degrada? Recorran el tallér, el magisterio, la telefonía; estudien los procesos criminales del viejo mundo i crucen la campaña de su país; abran los libros en que se cuentan las miserias del proletariado i en que se levanta el estandarte rojo de la anarquía i verán a esa escena que les repugna aullár como una loba en el fondo obscurísimo de algunos hogares”. Las palabras que he subrrayado dan a entendér que este pasaje se refiere al estado morál de Europa, nó al de la República uruguaya; i que, por lo mismo, alude al magisterio europeo, no al oriental.

Y me confirma en esta opinión el agregado de otro interlocutor, que se expresó así: -“Yo he visto mucho más, señores que arrojáis sobre la espalda del extranjero lacerías que son comunes a toda la especie.” Desde este punto de vista recae la conversación en hechos de la patria de Uds., nó solamente de Montevideo, sinó de todo el país; esto es, de ranchos aislados del campo, de las estancias, i de “los barrios extremos” de la ciudád. En esta última parte de la conversación es en donde por segunda vez se alude a maestros-“No nos engañemos”; (advierte uno:) la ignorancia i el hambre son dos Celestinas que saben mucho, i dos Galeotos que tienen lengua de miel”. Y poco después continúa: -“Preguntád a las maestras,- a pocas, por fortuna,- lo que les cuesta la escuela en que practican su sacerdocio, preguntád a las obreras cuántas veces ha salido a su paso la tentanción….. i preguntád a la pobreza vergonzante, a la que oculta bajo el traje vistoso la camisa hecha añicos, lo que le cuesta en vergüenza su mentido esplendor, i las claudicaciones a que se ha sometido para no caér.”

Estos juicios se refieren a las clases ignorantes o pobres uruguayas, sin duda alguna; pero, así como comprenden la generalidád de las demás clases mencionadas, nó recaen sino en una mínima parte del magisterio, en algunos de sus individuos.

Preguntad a las maestras, a pocas por fortuna,“ dice la claúsula. No juzga la clase de maestras, en su conjunto; no juzga al magisterio femenino como colectividád; alude solamente a unas pocas maestras, reconociendo, por lo mismo, que la gran mayoría ha sostenido dignamente su posición, a pesar de la pobreza i de las mil contrariedades que suelen afligir a esta clase nunca demasiado bien considerada de las naciones.

Infiero de lo expuesto que el “gremio”, la colectividad de las maestras orientales no debe considerarse ofendida por la primera alusión del artículo, porque ésta se dirige al magisterio extranjero, al de otros países; ni por la segunda, porque no se refiere a la colectividád, porque la excluye expresamente del penoso juicio. Pienso que la justicia desecharía toda acción deducida en nombre de la generalidad de las maestras. Y, como el artículo no hace más que aludir, i aludir a pocas, sin determinarlas de manera alguna, ¿quién que sea honrada i estime su buen nombre i su decoro podría caér en el extravío de denunciarse pùblicamente como incluída en la alusión meramente particular? No dudo tampoco de que la sociedád montevideana haya entendido el artículo tal como yo lo entiendo, pues no sería propio de su buen sentido, ni de su clara inteligencia atribuirle mayór alcance que el que realmente tiene, según opino.

Ya pueden Uds. suponér que mi confianza en la sensatez i en la discreción de la sociedád montevideana no alcanza hasta creér que no haya quien, aunque muy excepcionalmente, exagerara la amplitud de la alusión. Pero ésto no pertenece al artículo; es obra de la disposición maliciosa de algunas personas, si las hubo. Y precisamente la posibilidad de que no falten en el pueblo individuos, malignamente inclinados, que se ocupen, siquiera sea durante un minuto, en adulterar el pensamiento de un escritor con perjuicio del prójimo, debiera hacér muy prudentes a los que escriben para el público sobre materias tan delicadas i respecto de clases de personas tan merecedoras de exquisita consideración como es la encargada por las familias de auxiliarlas en la educación de sus hijos.

El magisterio de Montevideo no puede habér cambiado de cuando yo lo conocí i traté de cerca. Lo he visto progresar con admirable rapidez en todos sentidos; he presenciado sus esfuerzos, su abnegación, sus sacrificios, i la heroica fortaleza morál con que en los tiempos de mayor escasez ha cumplido sus deberes profesionales i ha mantenido la pureza de sus costumbres. Ese magisterio de Montevideo es el que me ha hecho amable la enseñanza escolár i profundamente respetable la clase de quienes la ejercen.

¡Cuántas veces he recordado a Uds. aquí, i con cuánto consuelo, en mis días de amargura! No he olvidado tampoco el dato de que la mejor sociedád de Montevideo ha sabido hacér a Uds. justicia tratándolas con cariño i distinguiéndolas hasta en sus clubs más aristocráticos. Y recordando todo ésto, i sintiéndolo todavía con tanta viveza como lo sentía cuando entre Uds. me hallaba, me resisto a creér que haya en la prensa de ese país fraternal qu(i)e(n) se atreva a ofenderlas,como estóy seguro de que toda ofensa sería rechazada por cuanto hay en Montevideo respetuoso i culto.

Este es mi parecer.

Me repito de Uds. obsecuente amigo i s. s.

F. A. Berra

La Plata, 48 núm.l 786

26 de Octubre, 1898