Nació en Montevideo y murió en Milán, Italia. Residió también en el interior del Uruguay y en la ciudad de Buenos Aires donde produjo gran parte de su obra. Fue cronista satírico a los dieciséis años, soldado militante del Partido Blanco a los veintidós, periodista, conferencista, traductor, pensador libertario y se consagró como dramaturgo a los treinta, a pesar de haber cursado solo la enseñanza primaria. La bohemia, los apremios económicos, los dramas sociales incidieron en su historia y fueron tema de su obra.
A través del Sr. Díaz, personaje de Nuestros hijos , el autor expresa sus intenciones: “Esa será mi obra. Desentrañar del seno de la vida, del drama de todos los días y de todos los momentos, las causas del dolor humano y exponerlas y difundirlas como un arma contra la ignorancia, la pasión y el prejuicio”.
Según recuerda Roberto Giusti fue Florencio: “Alto, flaco, encorvado, con aquella cara mansa y aindiada a la que los ojos saltones y encapotados, el labio inferior caído y la mandíbula larga daban cierto aire de bobería, tenía el aire vulgar de muchachón bueno, y nada más. Cuando estaba en vena de hablar (…) lo hacía con confusa abundancia, animando su verba con un continuo mover de los largos brazos desgarbados. Lo más simpático de su fisonomía era la risa efusiva derramada en toda ella, (…) una risa tras la cual asomaba una punta de melancólica burla “.