La carreta (1932), El Caballo y su sombra (1941), La desembocadura (1958), son algunas de sus novelas más destacadas. Es en esta labor, a juicio de Emir Rodríguez Monegal, “el único que parece realmente entregado a la realidad entera” de su tiempo, con “amplitud de visión, con espíritu alerta e inquisitivo”. Sin embargo, suele insistirse en lo desparejo de su producción, quizás producto de su característica impaciencia. Mario Benedetti lo ubica dentro de los novelistas uruguayos que “verdaderamente importan”, aunque alerta que “siempre fue un escritor de extraordinarios fragmentos, de páginas estupendas, de magníficos hallazgos de lenguaje, pero también de grandes pozos estilísticos, de evidentes desaciertos de estructura, de capítulos de relleno”. |